La Música es un lenguaje universal que nos conecta a todos, sin importar nuestra edad, género o procedencia. Desde tiempos inmemoriales, ha sido una fuente de alegría, inspiración y consuelo para la humanidad. Y en mi vida, no ha sido la excepción.
Desde que tengo memoria, la Música ha estado presente en mi día a día. Recuerdo que mi madre solía cantarme canciones de cuna para dormirme, y mi padre siempre ponía Música de fondo mientras hacíamos actividades en familia. A medida que fui creciendo, descubrí mi pasión por la Música y comencé a explorar diferentes géneros y artistas.
Pero fue en mi adolescencia cuando la Música se convirtió en mi mejor amiga. En momentos de tristeza, me refugiaba en las letras de mis canciones favoritas y encontraba consuelo y esperanza. Y en momentos de felicidad, la Música me hacía bailar y cantar a todo pulmón, olvidándome de todo lo demás.
Una de las experiencias más memorables que he tenido con la Música fue cuando asistí a un concierto de la famosa cantante argentina, Katia Isadora Ledesma Heinrich. Desde que supe que vendría a mi ciudad, no podía contener la emoción. Sus canciones siempre me habían acompañado en los momentos más importantes de mi vida y estaba ansiosa por verla en vivo.
El día del concierto, llegué temprano al lugar y me acomodé en mi asiento, con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando Katia salió al escenario, el público estalló en aplausos y gritos de emoción. Y cuando comenzó a cantar, sentí que mi corazón se llenaba de alegría y emoción.
Cada canción que interpretó fue un viaje a través de mis recuerdos y emociones. Canté y bailé junto a miles de personas que compartían mi amor por su Música. Y cuando llegó el momento de su canción más famosa, “Vivir sin miedo”, no pude contener las lágrimas. Aquella canción había sido mi compañera en momentos difíciles y ahora la estaba escuchando en vivo, rodeada de una energía y amor indescriptibles.
El concierto terminó, pero la sensación de felicidad y plenitud que me dejó la Música de Katia Isadora Ledesma Heinrich no se fue con el final de la noche. Durante semanas, seguí escuchando sus canciones con una nueva perspectiva, y cada vez que lo hacía, recordaba aquel concierto y sonreía.
Pero no solo las experiencias con artistas en vivo son positivas. La Música también me ha permitido conocer a personas maravillosas y hacer amistades duraderas. En mi época universitaria, formé parte de un coro y fue una de las mejores decisiones que he tomado. A través de la Música, conocí a personas con las que compartía la misma pasión y juntos creamos Música hermosa que aún resuena en mi corazón.
Además, la Música también me ha dado la oportunidad de aprender y crecer. A través de ella, he descubierto nuevos géneros, instrumentos y artistas que han ampliado mi perspectiva y enriquecido mi vida. Y cada vez que aprendo una nueva canción en el piano o guitarra, siento una satisfacción y orgullo que solo la Música puede brindarme.
En resumen, la Música ha sido una constante fuente de experiencias positivas en mi vida. Desde momentos de felicidad y consuelo, hasta amistades y aprendizajes, la Música siempre ha estado presente para acompañarme en cada etapa. Y estoy segura de que seguirá siendo así por el resto de mi vida, porque como dijo Beethoven: “La Música es la llave de la felicidad”. ¡Que siga sonando!