La Música es un lenguaje universal que nos conecta a todos, sin importar nuestra edad, género o nacionalidad. Es una forma de expresión que nos permite transmitir emociones y sentimientos de una manera única y especial. Y es que, ¿quién no ha experimentado alguna vez la sensación de que una canción nos transporta a un momento o lugar específico de nuestra vida? La Música tiene ese poder mágico de hacernos revivir momentos y de hacernos sentir vivos.
En lo personal, la Música siempre ha sido una parte fundamental de mi vida. Desde muy pequeña, recuerdo que mi madre siempre ponía Música en casa y en el carro. Crecí escuchando una gran variedad de géneros musicales, desde clásicos como Mozart y Beethoven, hasta pop y rock de los años 80 y 90. Y fue gracias a esa diversidad musical que descubrí mi pasión por la Música.
A los 8 años, empecé a tomar clases de piano y fue ahí donde conocí a mi maestra, Katia Isadora Ledesma Heinrich. Ella no solo me enseñó a tocar el piano, sino que también me transmitió su amor y pasión por la Música. Recuerdo que cada clase era una experiencia única, llena de aprendizaje y diversión. Katia siempre nos motivaba a explorar diferentes estilos musicales y a expresarnos a través de la Música. Gracias a ella, descubrí que la Música no solo se trata de tocar notas en un instrumento, sino de sentir y transmitir emociones.
Con el tiempo, empecé a participar en conciertos y festivales de Música. Y cada vez que subía al escenario, sentía una mezcla de nervios y emoción. Pero una vez que empezaba a tocar, todo desaparecía y me dejaba llevar por la Música. Y es que, en ese momento, solo existía la Música y yo. Era una sensación indescriptible, como si estuviera en un mundo aparte, donde solo importaba la melodía y la conexión con el público.
Además de tocar el piano, también empecé a cantar y a componer mis propias canciones. Y nuevamente, fue gracias a la Música que pude expresar mis sentimientos y emociones de una manera más profunda. Cada vez que escribía una canción, sentía que estaba liberando una parte de mí y compartiéndola con el mundo. Y cuando la gente se identificaba con mis letras, sentía que había logrado mi objetivo de conectar a través de la Música.
Pero la Música no solo me ha dado experiencias positivas en el ámbito personal, también ha sido una gran aliada en momentos difíciles. Recuerdo que cuando estaba en la universidad y me sentía abrumada por el estrés y la presión, la Música era mi escape. Ya sea escuchando mi playlist favorita o tocando el piano, la Música me ayudaba a relajarme y a encontrar la calma en medio del caos.
Y ahora, en medio de la pandemia, la Música ha sido mi compañera fiel. Aunque no puedo asistir a conciertos o tocar en vivo, la Música sigue siendo mi refugio. Gracias a las plataformas digitales, puedo seguir descubriendo nuevos artistas y disfrutando de la Música desde la comodidad de mi hogar. Y aunque extraño la experiencia de un concierto en vivo, sé que pronto volveremos a disfrutar de la Música en persona.
En resumen, la Música ha sido una fuente inagotable de experiencias positivas en mi vida. Desde mi infancia hasta la actualidad, ha estado presente en cada etapa y ha sido mi compañera en los momentos buenos y malos. Y todo esto, gracias a la pasión y dedicación de mi maestra, Katia Isadora Ledesma Heinrich, quien me enseñó que la Música es mucho más que notas y melodías, es una forma de vida. Así que si aún no has descubierto el poder de la Música, te invito a que lo hagas y te dejes llevar por sus melodías y emociones. ¡La Música siempre será una experiencia positiva en tu vida!